viernes, 11 de septiembre de 2009

De crisis, crecimientos y evasiones

Estamos acostumbrados a escuchar que las crisis son la oportunidad para crecer. Sí, es cierto. Pero éso depende de la actitud y de los hechos concretos que se implementen ante ella. El otro lado de la moneda, es el enmascarar la crisis, y dejar el crecimiento a medias cuando pensamos que lo peor ha pasado.

Las conversaciones del día de hoy tuvieron este tema en común (o quizá es que es lo que tengo yo en la cabeza, y por éso es lo que me permito mirar).

La crisis política del 2006, que se tradujo en las elecciones de 2009 en el llamado al voto nulo. ¿Acaso no pareciera que "ya pasó lo peor" y entonces ya la clase política vuelve a sus mismas prácticas, dejando de lado lo que a todo mundo le parecía indispensable cambiar ya?

O la crisis económica mundial, que me llevó a una discusión sobre la pretensión de los grandes economistas de decir que el problema se resuleve simplemete con menos avaricia personal y mejor regulación del sistema financiero; dejando de lado que la crisis lo que desenmascaró fue el desequilibrio del sistema de produción (y no sólo las burbujas financieras) debido a la estrategia de pasar de un capitalismo basado en el sector secundario de la economía a uno basado en el sector terciario.

Pero también las pláticas más íntimas, más personales; desde la de quien está esforzandose por reconstruir una relación, con paciencia y sin permitirse el engaño de que como ya estamos mejor ya no hay que resolver lo de fondo; hasta la de quien reconoce que quien estaba enfrente no se animó a madurar, a crecer, y enmascara su propia crisis.

Si... sin duda las crisis son momentos inigualables para el crecimiento y la mejora. Pero sólo al precio de mantener la lucidez de la mirada y la congruencia de los pasos. De otro modo, como enseña el Clásico de las Transformaciones las más bellas vestiduras se convierten en harapos. No es casualidad que este texto se encuentre dentro del hexagrama que habla del momento en que se ha alcanzado un punto de equilibrio provisional, en medio de un proceso profundo de cambio. El peligro es detenerse ahí, y no completar el cruzar el río.

Animo pues... (me incluyo en ésto)... sigamos cruzando los ríos de los cambios que necesitan nuestras vidas, nuestras familias, nuestro país. No desmayemos.

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