Las huellas de Laetoli son las huellas más antiguas conservadas de un bípedo: 3.56 millones de años, aproximadamente.
Desde entonces, la técnica para caminar no ha variado.
Un pie a la vez.
Una torre de observación sirve para contemplar, pero también para ofrecerse a la vista de los demás. Contemplar, y ofrecer a la vista de los demás lo visto, pretende que la vida cotidiana no se reduzca a actividades y trabajos desgastantes. Sino que como un estetoscopio fiel, pueda percibirse el latido interior y construir resonancias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario