martes, 28 de febrero de 2012

Madrugada

Una vez más, lo que no pasaba hace mucho tiempo, una frase escuchada entre sueños me despierta esta madrugada:
Lo que nos mantiene de pie no es la dureza de la corteza sino la vitalidad de nuestra savia

No pude evitar relacionarlo con la bioenergética y su concepto de las armaduras psicocorporales, así como otras formas de terapias corporales como el Chi Kung y el Tai Chi.

Pensándolo un poco, no sólo a nivel psicocorporal es pertinente la expresión. Creo que tiene que ver también con la flexibilidad para afrontar los cambios en los momentos de transición de la vida. Como dos formas diferentes de enfrentar el mismo objetivo: desde la rigidez o la flexibilidad.

En el sueño, veía yo primero un árbol seco y vacío por dentro que permanecía en pie tan sólo porque su cascarón no se rompía. En un segundo momento, un árbol lleno de vida y floreciente. 

No suena descabellado el tomar este sueño como un recordatorio de que la inseguridad ante los cambios nos puede tentar con petrificarnos, con adoptar una actitud defensiva que nos mantiene a flote pero sin florecer. Y como una invitación a conectar y reconectar con la savia vital como fuente de estabilidad y confianza para dar buen fruto en las distintas estaciones vitales

En el mismo sueño, apareció otra frase que me ha gustado. La frase con que inicio (se decía en el sueño) pertenecía al libro El viejo que se dormía contando historias del mar. Habrá que escribirlo, ¿no?