Para muchas personas el Tarot es un instrumento del demonio, es satánico, es perverso. Para otras - pecado mayor en tiempos del pensamiento moderno- es supertición, charlatanería y a lo mucho mera proyección psicológica. Y por supuesto, sí que hay mucho charlatán en el mundo, y mucha gente que se acerca a esta herramienta desde una actitud de vida fatalista, de víctima y determinista.
Reconocido lo anterior, es interesante leer el lenguaje, la semántica y la narrativa intrínseca de esta obra cultural. A fin de cuentas, como dice la expresión "nada humano me es ajeno" y en todo producto cultural se puede rastrear la búsqueda de las sociedades humanas, para iluminar la propia.
Entre la gente que se acerca al tarot, especialmente entre los novatos y los charlatanes, la carta más temida es la marcada con el número 13 El Arcano sin Nombre (mal llamado "La muerte"). En el conjunto de la obra, tiene su razón de ser que esta carta NO SEA NOMBRADA, no tenga nombre. En todo caso, esas son disquisiciones que se apartan de lo que quiero decir.
Pero, a mi pobre entender y mi particular experiencia, es mucho más delicada y temible la aparción de la carta marcada con el número 12 El colgado.
El Arcano sin Nombre simboliza los ciclos de TRANSFORMACION PROFUNDA. Nuestras resistencias al cambio son las que nos hacen experimentar tales transformaciones como si muriéramos. Claro, toda transformación marca un final, algo que termina o muere. Pero también implica hacer balances, y recoger la cosecha de lo sembrado y nutrido en el pasado (si la cosecha es buena o pobre, es responsabilidad de nuestras acciones pasadas). Ante todo, marca nuevos inicios, nueva vida, nuevas siembras. Personalmente podemos vivir la experiencia de transformación desde la determinación a cambiar o desde la resistencia al cambio. Nuestra actitud marcará el grado de excitación o dolor con que vivamos la transición. Pero sea con nostros, sin nosotros, o a pesar de nosotros, la situación se mueve, avanza, evoluciona.
El Colgado, por ptra parte, simboliza a una persona incapaz de romper los lazos o amarras que le inmovilizan. Sean promesas, ideas de deber, o compromisos; su vida está suspendida mientras no tome una decisión de liberarse. En sus manos está la capacidad de hacerse cargo de su vida, de sus decisiones, de sus compromisos. Pero, en general, cuando aparace El Colgado, la persona prefiere evadirse, esconder la cabeza, perder la honestidad con la realidad y autojustificarse desde el victimismo. Personalmente se puede vivir la experiencia del colgado desde la ofrenda generosa y el heroísmo; como desde el malsano prometeísmo, el victimismo o la impotencia. Pero sea como sea, siempre indica una experiencia de estancamiento, de quedar en el aire... hasta que la persona se defina claramente.
Toda persona pasa por ambas experiencias, creo. Yo estuve varios años como un hombre colgado. Y desde el 6 de julio, se me representaría mejor con la imagen del arcano sin nombre. Sí; desde mi experiencia el 13 no es motivo de miedo -por más que implica sus resistencias, su esfuerzo, y sus despedidas y tristezas- sino de esperanza. En cambio, recordar la experiencia de tener la vida suspendida por falta de definición propia...ah, eso si que es de temer!!!.
P.D. Una de las muchas formas de acercarse al tarot, sin necesidad del aspecto adivinatorio, es como una narrativa humanista de los procesos de evolución social/personal. La carta 12 muestra a alguien atado, suspendido. La carta 14 La templanza es símbolo de nuevos inicios, de una cura, de un milgaro, de renovaciones y resurrección. Pero ojo... no se puede pasar de la posición de víctima impotente y suspendida a una resurrección, sin vivir la experiencia de involucrarse personalmente en una transformación profunda. Independientemente de lo que uno pueda pensar del tarot, creo que esta conclusión es aceptable desde nuestras experiencias vitales. ¿No creen?