He lavado tus errores
con el agua de mis lágrimas
Ahora puedo despedirte
reconciliadamente
sábado, 17 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una torre de observación sirve para contemplar, pero también para ofrecerse a la vista de los demás. Contemplar, y ofrecer a la vista de los demás lo visto, pretende que la vida cotidiana no se reduzca a actividades y trabajos desgastantes. Sino que como un estetoscopio fiel, pueda percibirse el latido interior y construir resonancias.
1 comentario:
Genial Rodrigo, me declaro tu fan. Gracias por compartir y permitir disfrutar tus poemas. Abrazos.
Publicar un comentario