Aún en el dolor y la confusión, existe un fondo de lucidez que permanece. No podemos renunciar a ella, pues hemos de seguir caminando
jueves, 3 de diciembre de 2009
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Una torre de observación sirve para contemplar, pero también para ofrecerse a la vista de los demás. Contemplar, y ofrecer a la vista de los demás lo visto, pretende que la vida cotidiana no se reduzca a actividades y trabajos desgastantes. Sino que como un estetoscopio fiel, pueda percibirse el latido interior y construir resonancias.
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