Galopé como nómada la estepa sinomongola; adoré a Athón en un Valle del Nilo inundado de primavera; recorrí como curandero-predicador
itinerante el norte de Italia en los años más duros de la Peste Negra;
recé a Rod que me salvara de naufragar en una terrible tormenta en el Lago Baikal; y finalmente me dediqué a disfrutar los placeres de los
cabarets parisinos de los años veinte.
Estepa sinomongola
Egipto
Italia
Rusia
Francia
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