domingo, 8 de marzo de 2015

De Adanes y Evas, y la serpiente rastrera del patriarcado


Cuando las especies homínidas evolucionaron, surgió la humanidad. Varones y mujeres nacieron, en igualdad y mutua solidaridad.

Cuando las sociedades se asentaron y la sobrevivencia estuvo asegurada, la rastrera serpiente del patriarcado sedujo a los varones para que comieran del fruto de los estereotipos, diciéndoles: si comen de estos prejuicios, serán como dioses. 

Los varones pues comieron el envenenado fruto de los estereotipos sobre lo que es ser varón y lo que es ser mujer, y de como los varones deben dominar y las mujeres deben obedecer. No sólo comieron ellos, sino que hicieron que las mujeres se nutrieran de los mismos prejuicios.

En ese momento, se les enceguecieron los ojos; y dejaron de verse como iguales en dignidad, en capacidades y en derechos. 

Y desde entonces, el patriarcado es el enemigo de las mujeres y de los varones, mordiendo los talones de varones y mujeres según las exigencias de los prejuicios de cada cual. Y por éso las mujeres parirán con dolor su libertad, hasta que entre todas y todos pisemos la cabeza del patriarcado, ese demonio que desde el inicio ha sido mentiroso y asesino. 




1 comentario:

pili-mª pilar dijo...

Hace unos días escuchaba por radio a un antropólogo sobre los cambios de los homínidos fueron acercándose a homo sapiens... relató causas muy interesantes, que quizá los varones no les gustara mucho el papel crucial de la mujer en ese principal cambio.

Mi querido Rodrigo, creo sinceramente que el varón está muy cómodo con esa mirada de superioridad sobre la mujer, porque no cae en la cuenta, que sería mucho más pleno y completo varón, si supiera mirar a la mujer de igual a igual dentro de sus hermosas diferencias. Sin rivalidades, sin vejaciones, sin un trato humillante para ella.

Todo es temor a ser superado, y ahí está la equivocación seria y crucial; teme que su "reino" sea expropiado.

Por esa causa, algunas mujeres cuando sobresalen ¡no todas! se comportan como varones repitiendo los mismos errores que ellos.

La mujer como el hombre, que sabe estar... no crean problemas y ambos dos se enriquecen, y enriquecen el entorno que les rodea. Tarea harto ardua y complicada de conseguir; se necesitan ambas partes para igualar la balanza.
Un abrazo entrañable.
pili-mª pilar