martes, 28 de febrero de 2012

Madrugada

Una vez más, lo que no pasaba hace mucho tiempo, una frase escuchada entre sueños me despierta esta madrugada:
Lo que nos mantiene de pie no es la dureza de la corteza sino la vitalidad de nuestra savia

No pude evitar relacionarlo con la bioenergética y su concepto de las armaduras psicocorporales, así como otras formas de terapias corporales como el Chi Kung y el Tai Chi.

Pensándolo un poco, no sólo a nivel psicocorporal es pertinente la expresión. Creo que tiene que ver también con la flexibilidad para afrontar los cambios en los momentos de transición de la vida. Como dos formas diferentes de enfrentar el mismo objetivo: desde la rigidez o la flexibilidad.

En el sueño, veía yo primero un árbol seco y vacío por dentro que permanecía en pie tan sólo porque su cascarón no se rompía. En un segundo momento, un árbol lleno de vida y floreciente. 

No suena descabellado el tomar este sueño como un recordatorio de que la inseguridad ante los cambios nos puede tentar con petrificarnos, con adoptar una actitud defensiva que nos mantiene a flote pero sin florecer. Y como una invitación a conectar y reconectar con la savia vital como fuente de estabilidad y confianza para dar buen fruto en las distintas estaciones vitales

En el mismo sueño, apareció otra frase que me ha gustado. La frase con que inicio (se decía en el sueño) pertenecía al libro El viejo que se dormía contando historias del mar. Habrá que escribirlo, ¿no?

3 comentarios:

Carmen dijo...

Esto que escribes hay que pensarlo despacio...
Lo que se me ocurre es que a veces mantenerse en pie es tan importante que todas las corazas son bienvenidas...porque "derrumbarnos" es algo que no nos podemos permitir.
Y lo realmente difícil es pasar de la coraza a la vulnerabilidad sin perder el equilibrio...
Un abrazo fuerte.

Rodrigo Olvera dijo...

Sí. Las corazas son necesarias. Siempre he tenido mis resistencias contra una tendencia en ciertos espacios que se dedican a descalificar el "ego" y afirman que hay que deshacerse de él. Sin el ego, nos sería imposible relacionarnos con el mundo. Lo que conviene es no dejarse dominar por la ilusión del ego; pero no mediante una ilusión más (la desaparición del ego) sino mediante su integración.
Algo parecido opino de nuestras defensas emocionales. Las hemos necesitado para vivir. Lo que hay que tener cuidado es que no se vuelvan de tal manera rígidas que nos impidan la vitalidad.
Me gusta usar la imagen de la armadura: meterse en una batalla sin la armadura puesta es insensato, pues nos deja vulnerables a ser heridos y muertos; meterse en la cama a hacer el amor con la armadura puesta es insensato, pues nos impide gozar y termina lastimando a la otra persona. La sabiduría está en tener la libertad y discernimiento para usar nuestras armaduras cuando es oportuno, y saber ponerlas a un lado cuando es oportuno. :)
Un abrazo Carmen, qué gusto tenerte por acá

Carmen dijo...

"meterse en una batalla sin la armadura puesta es insensato, pues nos deja vulnerables a ser heridos y muertos; meterse en la cama a hacer el amor con la armadura puesta es insensato, pues nos impide gozar y termina lastimando a la otra persona. La sabiduría está en tener la libertad y discernimiento para usar nuestras armaduras cuando es oportuno, y saber ponerlas a un lado cuando es oportuno". :)

Lo que estoy aprendiendo de tí y contigo. Gracias.