¡Libertad!
No tengo miedo alguno. El infierno pasa y los verdes alfalfares me bendicen: "Bienvenido, ¡éste es tu hogar!"
Luz
Sombra
Fuerza
Docilidad
Todo está en mí; en todo estoy.
Nada me es ajeno ni prohibido
No soy un extraño peregrino del mundo. En verdad éste es mi hogar.
Mi negado cuerpo
germina
se percibe
se complace.
La oscuridad de mi historia nutre sin aprisionar. ¡Mi destino es crecer al Sol!
(La escribí hace ya algunos años, y hoy por fin vuelve a cantar)
¡Qué hermoso final Ro! Me gustó mucho el escrito.
ResponderEliminarSaludos desde estos sures.
Dai.